lunes, septiembre 18, 2006

Mi Abuela y su historia en el otro lado

Creo que en mi familia existe una rara sensibilidad o percepción hacia vibras que no son de este mundo, puesto que he llegado a estar en lugares en donde antes de que me digan que ahí mataron a un güey o que un cabrón se murió, empiezo a sentir algo así como cosquillas que me recorren desde la base del cráneo hasta donde la espalda pierde su digno nombre, no creo que alguien me este soplando la nuca por que ya lo tendría mordiendo almohada en ese mismo instante, es algo más raro, difícil de explicar, mi abuela materna también tenía este “don” y creo que fue ella quien me lo heredó, ai’ les va la historia de cómo creo que lo obtuvo, según la propia versión de mi agüe: ella nació en León Guanajuato, pero desde muy morrilla la trajeron a vivir al DF, me contó que cuando todavía vivía en León, un día al ir caminando por la calle con su jefa (mi bisabuela) les cayó un pinche bardononón encima, mi pobre bisabuela murió instantáneamente y mi abuela quedó muy grave, con fracturas y todo el pedo, la sacaron de los putos escombros y se la llevaron en chinga a un hospital donde la enyesaron cual momia, ahí mismo le dijeron a su familia (a excepción de mi Bisabuela claro) que ya mejor se la llevaran a bien morir a su casa, pues en el hospital sólo estaba causando lástimas, y no pues que se la llevan en chinga a su cantón, no fuera a ser que se les quebrara en el camino; ya llegando a su casa la acostaron sobre un petate (me recordó el chiste de una viejita cochina) en la sala, es más, de plano la vieron tan mal que hasta fueron a comprar unas veladoras que fungirían como cirios y pusieron una olla grande de café con piquete pues por que la neta ya no le daban mucho tiempo de vida, dijo mi abuela que se sentía toda madreada y nomás veía como su raza se iba arremolinando a su alrededor, que le hablaban y le agarraban su manita, pues en aquél entonces tenía como 10 años, y pues que le empezó a dar un chingo de sueño y parece ser que se quedó así como en estado catatónico, fue entonces que sintió que abrió los ojos y pos estaba sola en algo así como un desierto, árido, oscuro y más solitario que concierto de José José con sus hijos en el Auditorio Nacional; no pues dijo que le dio mellito y empezó a caminar buscando a su jefa, pues la neta nadie se había atrevido a decirle que mi Bisabuela ya se había pelado, pos al andar camine y camine y no llegar a ningún lado en cuanto encontró una piedra de regular tamaño se la fumó, perdón, se sentó a descansar, fue entonces cuando se le apareció una señora vestida de negro, que acorde a la descripción que me dio mi abuela, era exactamente a la muerte que salía en el programa de “La Hora Marcada”, nada más que sin sombrerito sino con un chal, y no tan alta sino más bien chaparrita y no tan delgada sino más bien gordita, vale verga creo que ni se parece pero yo así me la imagino, y pues esta señora de Negro, que de ahora en adelante se llamará “La Dama de Negro” y mi abuela que de ahora en adelante será “La Chica Perdida en el Valle de Sombra de Muerte”, jeje, no es cierto, pues la señora esta de negro se acercó muy confianzuda a mi abuela y le preguntó que qué onda, que qué hacia por esos lares y no pos mi abuela le dijo que pos nada, igual y esperando a ver a quioras se moría o veía a su jefa o le quitaban esa pinche sed que le había dado de tanto caminar y no pos que la señora esta de negro, quien sabe de dónde vergas, sacó un jarrito de barro que le ofreció a mi abuela, y no pos mi abue le dijo: -no pues muchas gracias, pero a mi me gusta más la coca cola o el sidral mundet, y muchas gracias y ai’ nos vidrios- ¡pérate, pérate! le dijo la vieja de negro, -yo se dónde está tu mamá, si quieres te llevo- se ofreció amablemente y ni madres que mi abue que era muy lista y sabía aquello del mucho ojo que la manda a la beis y que se pone a gritar bien agudo, como le hacen los chavitos en las películas y no pos cuando se dio cuenta la vieja de negro ya se había chispado, tons lo único que ahora sentía mi abuela era esa pinche sed impresionante, capaz que si la vieja esa se le aparecía de nuevo, noleaunque estuviera bien perversa y macabra le aceptaba el jarrito, pero pues ni pex, ya lo único que hizo fue volver a cerrar sus ojitos por que ora en vez de sed tenía un chingo de sueño y pues al volver a abrirlos ya estaba otra vez en su casa, dijo que la tía Sinforosa se desmayó de la impresión, no de ver que mi abuela regresaba a este mundo sino por que dijeron que ya se había acabado el café con piquete, y pues que la familia se pone bien feliz al verla ya que la habían dado por muerta ya hasta sus pinches primos se habían repartido sus juguetes los muy ojetes. Yo la neta no prejuzgo sobre la veracidad de los hechos ocurridos, pues a decir de mi abuela ella estuvo realmente muerta como tres minutos (tiempo suficiente para causarle daño cerebral ya que su mafufa historia sólo yo se la creí) y resucitó, aparte que no regresó sola, pues se trajo consigo ese "don" de sentir donde andaba la muerte, esa sensibilidad tan cabrona que tenía que sabía cuando a alguien lo andaba rondando la "mujer de negro", porque o se morían o les pasaban unos accidentes muy cabrones, tenía una relación tan cercana con la muerte que creo que ya hasta se hablaban de tú, pero esa es otra historia que después contaré.